Fiesta de Interés Turístico Turístico Nacional
Resulta difícil entender lo que supone Jarramplas en Piornal si no se ha vivido in situ. Para un piornalego, ser Jarramplas es lo más grande. De hecho, existe una lista de espera hasta el 2.048 para encarnar al protagonista de este ritual festivo lleno de magia, misticismo y sentimiento.
El 19 y el 20 de enero son los días centrales de celebración de una fiesta que está declarada de Interés Turístico Nacional. En esos días, como si de las dos caras de una misma moneda se tratara, dos personajes cobran una especial relevancia; por un lado, San Sebastián, santo de esta fiesta, a quien se reza, se viste, se saca en procesión, se le hacen ofrendas y peticiones, y a quien se canta la Rosca y las Alborás; y por otro, Jarramplas, máscara y traje de colores, al que se inflige un castigo siendo sometido al lanzamiento de toneladas de nabos por parte de piornalegos y visitantes. Además de ellos, son de destacar, cada uno en sus diferentes papeles rituales, otros grupos sociales como el de los mayordomos (encargados de la organización y los gastos de la fiesta), los jarramplas (personas que encarnan la máscara), las mozas que cantan las Roscas y el niño que repite, los quintos, las peñas de amigos, etc.
Como fiesta, Jarramplas, es un símbolo de identidad que permanece en el corazón de los piornalegos y las piornalegas. Jarramplas es sentimiento, unión y anhelo. Como personaje, Jarramplas es cada año el protagonista local, que con orgullo y ataviado con una máscara y un traje de cintas de colores sale a las calles de Piornal dispuesto a someterse a una lluvia de nabos y a un tremendo sacrificio físico por todo el pueblo y sus visitantes.
Todo esto y mucho más es esta fiesta, en la que se suceden ritos como la Petición de ofrendas para San Sebastián, la primera salida de Jarramplas en esta edición de la fiesta, a la que sucederán varias más en la mañana del 19. El acto de Vestir al Santo, la primera salida de Jarramplas de la iglesia, el Regocijo y la perición por los bares, la tarde de ese primer día. El rito de las Alborás, la Petición de productos típicos de la zona y el acto de comensalidad comunitaria que suponen las Migas, bien entrada la noche, en las primeras horas del día 20. La Procesión, el canto de la Rosca, la segunda salida de Jarramplas de la iglesias y la Ronda en la mañana de ese día, quedando ya para la tarde los ritos del Besapiés y Subida del Santo al trono, la última salida de Jarramplas de la iglesia y el momento de la entrega simbólica y relevo a Jarramplas del siguiente año, como simbolismo de un proceso ritual continuo.